Por Emilia Guevara.
Habemus fecha para la
convención provincial del partido centenario. Mientras en la tierra roja ya se
escuchan propuestas y compromiso con la gente por parte del proyecto
misionerista de cara a las elecciones del 7 de mayo, el radicalismo todavía
sigue intentando divisar la salida a una interna tan sangrienta que aporta más
problemas que soluciones.
El partido de Yrigoyen en
Misiones se olvidó, hace muchísimo tiempo, de leerlo. En su momento, “el
peludo” hizo mención a que “la nación no quiere sangre ni turbulencia, ni
desmedros ni menoscabos”; si siquiera lo hubieran leído serían más hábiles con
la pragmática y menos especulativos. Es
que, desde los pasillos de la casa radical se cuenta que la Convención llega
sin acuerdos previos.
Para repasar, el órgano
máximo de la UCR tiene como fin irreductible la decisión de la lista de
diputados provinciales. Normalmente esta nómina llega desde la Mesa Provincial
para ser tratada por el pleno de convencionales. No obstante, si no existiese
un acuerdo en la Mesa Provincial, la misma debe votarse.
¿Cuál es el problema de
la lista, entonces? El delfín del correntino Valdés y diputado nacional, Martín
Arjol busca a todas luces ubicar en el único lugar masculino expectante que le
toca a su partido, a su principal socio, el empresario y ex peronista, Rodrigo
de Arrechea. Por otro lado, por ese 3er lugar pelea el presidente del bloque de
diputados provinciales, Ariel “Pepe” Pianesi, cuyo nombre sería el dos veces
concejal, Francisco Fonseca (¡Mucho gusto, Francisco! Un placer conocerte). Así
también, Arjol debe acordar con sus socios, el histórico Damiani y un cada vez
más desapercibido Gustavo González. Los acuerdos tiemblan y la desconfianza es
cada vez mayor en los pasillos de Buchardo y Francisco de Haro. Con
resentimientos y traiciones, no hay luz posible en un pasillo cada vez más
obscuro.
En este escenario de
incertidumbre y sangre, el radicalismo se reúne el domingo 26. Con un partido
disminuído y sin posibilidad de acuerdos, la ruptura es inminente. Son cada vez
más los militantes de base que no encuentran un lugar que los represente y
deciden llamar a la puerta del Frente Renovador que los acobija y provee de
herramientas de participación legítima.
Si lo que quieren es
dedicarse a la guerra, como profesión, deberían estudiar a Sun Tzu: “quien sabe
resolver las dificultades las resuelve antes de que surjan”. Sin embargo, los
correligionarios simplemente pecan de negligentes e incapaces de aportar una
propuesta, una solución o un buen augurio. Al final del día, lo único que les
importa es salvar sus bolsillos.
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